Arturo Robles se negaba a admitir que huía de algo tan intangible como una premonición. Tenía que reposar del exceso de trabajo. Esta era su excusa. El campo, donde el sol se o
De mala gana, Méndez movió hacia delante un peón. Su posición era realmente desesperada, y los síntomas familiares de disgusto y malestar empezaron a notarse en él. Esta era la
Seguíamos discutiendo cuando Alfredo detuvo su auto a la sombra de las oficinas del aeropuerto. Lo hacíamos sin violencia. Nada en Alfredo era violento, ni cuando se enfadaba.