folleto
Un matrimonio de Salzburgo, que había trabajado siempre por separado y disfrutaba ahora de una doble pensión en común, tuvo a finales de invierno la idea de ir a Zell am See, en el Pinzgau y, con ese fin, el matrimonio se procuró un folleto de ese lugar, que es muy elogiado, a fin de hojearlo y, de ese modo, encontrar algún hostal que les pareciera apropiado para su propósito, para dos o tres semanas. Los viajeros esposos descubrieron realmente en el folleto un hostal que les pareció responder a sus ideas y aspiraciones, y emprendieron el viaje a Zell am See. Sin embargo, cuando entraron en el hostal que habían elegido, después de acabado su viaje a Zell am See, al fin y al cabo muy fatigoso, tuvieron que darse cuenta de que lo que les esperaba en el hostal era exactamente lo contrario de aquellas esperanzas suyas. Las habitaciones, por ejemplo, descritas en el folleto como muy alegres, eran sombrías y a los horrorizados esposos les pareció como si en cada una de esas habitaciones hubiera un ataúd cerrado, sobre el suelo, en el que estuviera escrito siempre su propio nombre.