PAÍS RELATO

Autores

josé walter vega

amores y hechizos

Erase un vez, una hermosa joven de cabellos oscuros como la noche y bella como una esmerada, se había enamorado de un joven excéntrico, el era capaz de hacer cualquier locura, y más cuando sus amigos le retaban solo para desafiar su locura.
La joven Anastasia, tenía un padre que también era muy torpe y aferrado a sus ideales. Jamás permitiría que alguien llegase y le robara a su hija Anastasia. Jamás, jamás, de los jamás permitiría tal atropello a su autoridad.
Rigoberto Loica ya le había prometido a la bella señorita que se la robaría en una noche cuando su padre estuviera en sus distracciones de gran señor.
Loica no podría permitirse a si mismo jugar a una fatídica muerte sin jugar con una carta sorpresa. Entonces recurrió ala ayuda de una hechicera de su lugar. Le conto de sus planes y de las amenazas que el padre de Anastasia le había hecho saber.
“si mueres, ganado te lo tendrás, de que sirve amar, si morirás.” Le dijo la hechicera. –por favor señora hechicera, si muero se que lo habré intentado, si cuando vas a la guerra, no sabes si ganaras o perderás. La suerte esta al albur.
-Esta bien hijo mío, le respondió. Te perseguirá, y lo sabes entonces te ayudare a huir únicamente.
-Le entrego un jabón, un peine y unas gotas mágicas.
Estas solo te darán ventaja máxima, recuerda que un hombre no puede huir de sus actos toda su vida, llega determinado tiempo, en el cual tiene que enfrentarlos. Le dijo la hechicera.
-¿para que sirven? – pregunto el joven.
- si te digo, no serian hechizos. –respondió en un tono burlona
Ese mismo día se preparo, llevando consigo las cosas que la bruja le había dado. Monto su caballo negro, alto e inquieto como un chiquillo. Y salió en busca de su querida Anastasia.
Como era de esperar, ella siempre le esperaba detrás del jardín, detrás de un arbusto gigante, que podría cubrir su misma casa.
–pensé que no vendrías hoy, ya te habías tardado mucho tiempo. Le dijo Anastasia. – jamás podría faltar, por que hoy quiero que te vallas con conmigo –le susurro Loica.
-¡hoy! Dijo sorprendida. –si respondió el. –monta de una vez y huyamos juntos. –prosiguió.
-es que... dijo ella.
-tu padre, lo se. Pero hoy jamás nos alcanzara. ¡Te lo prometo! Le dijo Loica. –hoy he venido preparado. Dijo.
Sin mas contratiempo monto su caballo, y salieron a toda marcha. Sin mirar atrás.
Los caballos de su padre relincharon al ver un potrillo desconocido cerca de ellos. Los perros ladraron. Fue suficiente ruido para llamar la atención de su padre.
Desquitándose tropiezos, el sonido de tropel del potrillo sin detenerse, se marchaban de allí. Continuaron sin detenerse, seguramente su padre ya estaba a punto de alcanzarlos. No había tiempo de esperar.
Con el sonido de cabalgata, a lo largo asomaba el padre de Anastasia
No podría el muchacho ni siquiera pensar en el gesto del rostro del padre de Anastasia.
Ya estaba a pocos pasos de alcanzarles, cuando Anastasia le advirtió a Rigoberto Loica.
Para su fortuna recordó los trucos que la vieja bruja le había confiado, de esta manera lograría escapar.
Cabalgo y cabalgo, con su potrillo casi agotado, saco de su bolso el jabón que traía consigo.
A medida que comenzaron alejarse del lugar de donde lanzo el jabón, la zona comenzó a convertirse en una ciénaga, el caballo del padre de Anastasia apenas podía dar pasos firmes.
Rigoberto Loica no miro más, y cabalgo y cabalgo.
Se alejaron lo más lejos posible del padre de Anastasia que bien sabia que jamás se rendiría a recibir tal humillación.
Sin embargo por mas que intentasen dejarle atrás, el parecía volar y se aproximaba cada minuto mas.
El potrillo resoplaba de cansancio, ellos continuaban esquivando tropiezos, pero todo parecía ser en vano.
El se acercaba cada instante mas, de pronto estaba ya casi a puto de atraparles. Entonces el muchacho saco de su bolso el peine que la bruja le había confiado llevar.
De pronto aquel camino comenzó a reaparecer lianas y hebras trepadoras por doquier. El camino se había convertido en un obstáculo imposible.
Cabalgo y cabalgo, con su potrillo casi agotado, continuaron sin detenerse huyendo una vez más, de la ira de su padre que se negaba a recibir tal deshonra.
Cabalgo y cabalgo. Si una vez mas el padre de Anastasia les alcanzase no podrían evitarlo.
Solo quedaban las gotas mágicas. Todos los hechizos que la bruja le había confiado, hasta entonces no habían sido tan útiles y recordó las palabras que ella le había dicho.
“Un hombre no puede huir de sus actos toda su vida, llega determinado tiempo, en el cual tiene que enfrentarlos”
Era natural sentir miedo. Pero no quedaría otra cosa más que enfrentar el padre de Anastasia en algún momento.
Cabalgo y cabalgo, tratando de estar lo más alejado del padre de anastasia. Pero todo parecía ser nada útil, el se aproximaba cada instante mas y mas.
Cuando de repente su presencia parecía cada vez mas cerca. A pocos minutos de casi perder la oportunidad de escapar de el por siempre, decidió lanzar su ultima oportunidad.
Saco las gotas mágicas de su bolso:
Las gotas comenzaron a multiplicarse por todas partes, su caballo casi agotado donde pasaba comenzaba a patear chacos que aumentaban a toda velocidad.
Ellos continuaron sin detenerse.
Sin mirar atrás, de repente notaron que el padre de Anastasia ya no les perseguía más.
Se había quedado muy atrás.
A lo lejos se notaba la sombra de el padre de Anastasia, intentando cruzar, pero las gotas mágicas habían formado un inmenso lago, lleno de cocodrilos hambrientos.
Permaneció allí varios minutos esperando que todo aquello se desvaneciera, pero fue imposible.
El padre de Anastasia al verse derrotado, ante los trucos que Rigoberto Loica había utilizado, termino aceptando su inferioridad. Y entonces dijo:
-¡pronto saldrá y entonces sabrá a quién a desafiado!
Entonces el padre de Anastasia, ordeno a uno de sus mozos vigilar, cuando el lago ya hubiese pedido su encanto.
Los mozos se quedaron allí.
Esperando, esperando y esperando.
Día tras día, continuaron esperando. A los primeros cinco días mando a ver si los mozos le tenían alguna respuesta…
Pero el lago seguía allí como el primer día.
Entonces les ordeno, seguir allí vigilando.
Mientras que al otro lado
Rigoberto Loica y Anastasia vivían muy felices.
El padre de anastasia ya había perdido toda su paciencia, entonces dijo:
-no he hecho otra cosa que alejar lo que amo, por un simple capricho. Si esto tarde o temprano tenía que pasar. Entonces mando a que sus mozos dejarán de vigilar el lago, esperando que un día su hija regresara a casa. Mientras que Rigoberto Loica y Anastasia vivían felices del otro lado del lago.
Con el tiempo el lago fue desapareciendo, así como el capricho del padre de Anastasia. Y vivieron felices por siempre.