Sé que el mundo está girando, que las obligaciones me esperan, sé que las personas tienen distintas expectativas respecto a mí; que seré un fracaso, que haré historia, que pierdo mi tiempo, que me como al mundo… Tengo la lista de pendientes con varias tareas atrasadas y otras que no pienso realizar. Sé que el mundo es un caos, que lo que rige es el poder, el prestigio, el engaño.
Debería ser lo que todos esperan que yo sea, o tal vez lo que yo espero ser. Debería convertirme en lo que todos dicen que soy o en lo que yo digo que soy, pero resulta que no, que hoy nada de deberías, resulta que este momento no tengo un rumbo ni un camino, perdí la brújula que me guiaba, no sé si es hacia el Norte o hacia el Sur, en una Oficina o en la Fantasía, no sé si Profesional o Artista. Resulta que está lloviendo, y estoy en casa en soledad, resulta que pese a todas las cosas que tengo que hacer y todas las que debería de pensar, simplemente me dejo llevar por este sentimiento de soltar, de dejar ir, de dejar que el mundo siga fluyendo: sin mí.
Porque pasa que hoy no quiero ser, sólo quiero estar, aquí, en el presente, aunque sea imperfecto, aunque parezca extraño, aunque sea sólo un suspiro en el tiempo. Abrazo a mis libros favoritos, caliento agua y la vierto en mi taza preferida; el agua cambia de color con la bolsita de té que sumerjo junto con mis penas. ¿Saben qué? Hoy no sé quién soy.
Lo único que sé es que cuando empiece a leer, cuando comience a beber mi té, cuando la lluvia caiga fuerte, y cuando mi alma entre en calor, ahí si sabré quién soy; sabré para qué estoy en este planeta, y ahí sí que se acabarán los deberías y me encontraré de nuevo, con mi verdadero ser. Porque cuando te pierdes; no hay nada mejor que el té y tus libros favoritos para rencontrarte.