Piensas que tu vida termina el día en que rompen tu corazón. Crees que la oscuridad de tu interior te carcomerá por dentro. Caminas, saludas y sonríes de forma forzada, eres un muerto viviente, nada más. No sientes, no ves, no oyes, no anhelas nada.
Y entonces, la vida…
Un extraño calor recorre todo mi cuerpo y se extiende por mis mejillas. “¿Qué me pasa?”
Él mueve sus dedos sin ningún esfuerzo, su cercanía nubla mis pensamientos. Me mira y siento que recupero una conexión con el mundo que había perdido. Quiero estrecharlo en mis brazos. “Así es como se siente.”
Él toca el piano para mí; toca mi canción, toca fibras sensibles que yo no sabía que tenía. Ilumina todo mi ser. Con su música, cose uno a uno, los añicos de mi corazón que estaban a punto de convertirse en limadura de hierro.
Unas gotitas transparentes caen de mis ojos.
Cosquillas en mis labios.
“Con que así es como se siente.”
Con que esto es la vida; oscuridad que se convierte en música.