PAÍS RELATO

Autores

amber michel

no es el momento

Respiro profundo varias veces. Vamos, no es tan complicado, todo el mundo lo hace. Vamos, tú puedes. Pero ni siquiera puedo dejar de temblar. Abro la puerta del auto y de inmediato la vuelvo a cerrar. Quiero irme muy lejos, pero sólo me quedo ahí, paralizada. ¿Segundos, minutos, horas? Decido que no puedo posponerlo más, debo hacerlo, quiera o no.
Finjo valor, respiro y me subo al auto; trato de colocar mi pie en el pedal, pero fracaso de inmediato, los temblores no me lo permiten, limpio mis ojos empañados; imagino que soy otra persona e intento calmarme. Aquí vamos. Mis pies tiemblan; aprieto el pedal hasta el fondo, pongo la marcha en primera y giro la llave, el auto cobra vida y ruge, con el otro pie acelero, pero entonces el auto se sacude y se apaga. Golpeo mi cabeza contra el volante, quisiera desaparecer, esto de conducir no es para mí. ¿Por qué todos pueden y yo no? ¿Por qué otros disfrutan de la libertad de conducir por bellas ciudades, mientras escuchan música y yo no? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
Lo intento de nuevo; pedal a fondo, primera, giro la llave, acelero y para mi sorpresa el auto se mueve. Tengo la sensación de convertirme en piedra; el carro avanza, con voluntad propia, la velocidad aumenta y sé que tengo que frenar, pero no lo hago, no puedo. Rígidos y pesados, siento los pies; no sé cómo girar el volante, no tengo idea de hacia dónde tengo que ir, sólo sé que cada vez voy más rápido, los árboles se vuelven borrosos, sé que chocaré de un momento a otro, y esa verdad me oprime el pecho, cierro los ojos.
El impacto, el estruendo, vidrios rotos; mi cabeza contra el volante.
Y el silencio.